lunes, 9 de julio de 2012

Rapunzel, Rapunzel... con contrato


¿Conocéis la historia de Rapunzel? Ese cuento que cuenta la historia de una muchacha de largos cabellos dorados que vivió toda su vida en lo alto de una torre en medio de la nada hasta que fue rescatada por un joven que se enamora de ella. Bien, pues en estos precisos momentos estoy viviendo parte de esa historia. No tengo muy largo que digamos (de momento), tampoco soy rubia, ni vivo en una torre sola, de hecho estoy acompañada por mi progenitor y mi querida hermana. ¿Entonces qué parte estoy sufriendo como Rapunzel?

Veréis, la casa de mi padre esta situada en un lugar muy alejado de lo que es la vida urbana (a 30 - 45 minutos exactamente), prácticamente vivo en la montaña (a tan solo 5 pasos de un parque nacional), nada más y nada menos que a más de 1000 metros sobre el nivel del mar. En la ciudad estoy rodeada de edificios y algún que otro parque, pero aquí lo único que me rodea es la naturaleza (debería ser feliz por vivir entre tanta vida, pero reina el caos, el desorden y el polvo) y a quizás 50-100 metros alguna que otra casita, no tengo ninguna vía de transporte salvo una parada de autobús, que está a una buena pateada de la residencia, y a mi padre para que me lleve en coche. Tengo conexión a Internet (algo bueno tenía que haber) pero al no tener un ordenador muy potente pues voy algo ralentizada (horror), teléfono fijo tengo pero ese lo usamos para llamar solo a los fijos y el móvil... mucha cobertura que digamos no tengo, solo hay en la entrada de la casa. Aunque aveces ocurren milagros como hoy, me llamo mi Lord con voz alegre preguntado me si me apetecía ir con el a hacer unos recados, pero entre que en mi cuarto no había cobertura y que estoy prisionera en este convento, no pude reunirme con mi amado. Me hubiera gustado verle, haberle dicho "sí, claro ahora mismo bajo y nos vemos (con una sonrisa en mi cara de recién levantada)", pero no pudo ser y le tuve que decir (con un rostro arrepentido y triste)que no me era posible ya que ya me encontraba en casa de mi padre y que el viaje era de 40 minutos y mi padre no estaría por la labor. Debería haberle dicho a mi padre que nos viniese a recoger el lunes por la tarde, así al menos le hubiera visto por ultima vez hasta el regreso de sus vacaciones. No he podido darle un beso hoy, en el día antes de su partida. Pero resistiré y esperare a su vuelta, aunque sera difícil, ambos estamos decaídos por un viaje que realizare que me llevara a lo mejor a distanciarme de él, no a nivel sentimental, sino físico.
Quizás siento lo mismo que padecía Rapunzel tras conocer a su amor. En casa de mi padre la soledad reina sin desdicha y mi hermana y yo nos sentimos como si solo fuésemos muebles decorativos, no hacemos nada, aunque mi padre nos ofrece que le ayudemos en algunos trabajos, mi hermana y yo nos negamos porque en algunos casos no nos es favorables para nuestra salud. Yo sufro de mi rodilla (a la que otorga 50 años mi médico por lo dañada que esta) y mi hermana de lumbares (cosas del crecimientos y de la postura al sentarse), con lo cual mucho esfuerzo no podemos hacer ambas.
¿Qué pintamos aquí? me pregunto yo, a la par que mi hermana. Desde que comenzamos a venir a esta casa no ha cambiado esta situación, aunque al principio mi padre nos ganaba con chuletadas y alguna cosa más, pero ya no nos puede comprar. Ahora mi padre dice que tiene que hacer cosas y si queremos ayudarle que podemos, pero no nos es posible. Querer, queremos, pero entre el ambiente que se respira, el deseo de la bruja que ha hechizado a mi padre a que no estemos aquí, la continua guerra contra los bichos (que hay muchos más que en cualquier casa de campo) y el sentir que aquí no servimos ni hacemos nada, el que pase la semana en este lugar hace que me sienta como la desdichada, prisionera de la nada y deseando sentir la libertad de ver a aquellos que quiero.
No deseo estar aquí pero es mi promesa, mi contrato. A cambio de mi presencia en este convento se me entregara la cantidad monetaria que se me debe por mis notas académicas. Así podre disfrutar del verano a la hora de ir a algunos lugares, poder comer en bares, restaurantes o en ir al cine. ¡Oh! y por supuesto poder permitirme el lujo de comprarme dos libros que ansío poder leer dentro de poco.
El día parece ser lento e inacabable, pero estoy segura de que en cuanto menos me lo espere, ya estaré en el Salón del Manga y que después veré a mi Lord para pasar el mejor verano de mi vida. Aunque tendré que pasar por ciertos inconvenientes, pero no me importa porque lo que me interesa es pasarme lo bien con mi familia y mis amigos :)

1 comentario:

  1. No siempre podemos hacer lo que queremos, me alegro de haberte alegrado la mañana aunque sea con la llamada :)

    ResponderEliminar