En una cálida noche, donde los sueños se dejaban ver, una sonrisa se deslizó por su piel dejando paso a un sin fin de posibilidades. Mirada tras mirada, una chispa saltaba hacía sus coloridos labios dando a entender un Sí.
La habitación ardía de deseos y los corazones comenzaron a latir como si fueran tambores. Una mano se deslizó hacia aquel cuerpo inmóvil que temblaba por lo que iba a pasar. Las respiraciones eran lentas y suaves como la seda, mientras que un susurro de sus nombres en el silencio les ayudaba a recuperar el aliento. En sus ojos se perdían y no sabían cómo continuar su aventura.
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