Ya llevo muchos años a mi espalda a pesar de ser una persona de 20 años y pienso que ya ha pasado mucho tiempo desde que deje de querer ser aquella princesa que quería ser libre y cantar sobre los colores en el viento. También he dejado de ser inocente con respecto a la realidad. Todo no es fácil en esta vida y uno debe trabajar duro para conseguir el pan. Pero es como si ahora esa dulce niña estuviera enfadada conmigo y para no despegarse de mí se sujeta con fuerza a mi mano, haciendo que tenga que caminar encorvada.
Es horrible esta sensación y
también la de tener que pensar en lo que realmente es correcto y lo que mejor
me conviene. Este último se debate en otro dilema con respecto a eso: la razón
y el corazón pelean destruyéndose mutuamente dejando al desnudo mis preocupaciones
e inseguridades. En mi mundo, en mi mente, y en mi misma reina la III Guerra
Mundial que ha sido desatada por un cumulo de acontecimientos.
En un principio pensaba hacer una
publicación sobre lo que es el cambio fascinante que sufren las personas, su
metamorfosis, cuando dejan atrás los mofletes blanditos y las ganas de escapar
para vivir el día a día por el trabajo duro para poder vivir un día más. Pero
no estaba convencida de eso fuese lo que quería expresar o si eso era realmente
es lo que pienso. Aunque en parte es así.
Dejando la metamorfosis atrás,
este sentimiento de entrar en una tormenta y solo tener de agarre el mástil del
barco no es nuevo para mí. Me como la cabeza en ese mar hasta que se pase la
tormenta o hasta que reciba una “iluminación
divina”. Es demasiado tiempo y peso el que llevo y en algún momento se que veré
como el saco se romperá y las canicas rodaran por todo el piso de parqué
haciendo que el vecino de abajo se moleste por hacer tanto ruido.
Eso son, inseguridades, las
canicas. Todo tipo de cuestiones que me hago sobre mí y sobre lo que me rodea:
¿Seré lo suficientemente madura? ¿Habré cambiado en algo? ¿Para bien o para
mal? ¿Soy lo suficientemente fuerte como para pensar en mi futuro como es
debido? ¿O sobre lo que he de hacer para tener un futuro radiante? Etc. Son demasiadas
preguntas que me hago y todas ellas, si, pueden tener respuestas claras y sinceras
de aquellos que me rodean pero no dejaran de estar sobre mí hasta que la YO
actual se dé cuenta de que hay una realidad. Obviamente lo sé, pero una cosa es
saber y otra cosa es conocer y reconocerlo como mundo real. Un problema grave si se mira de esta forma
porque no reconocer la realidad en la que vives es ser una bella durmiente que
espera a que el príncipe lo despierte y no como nos han enseñado las últimas Princesas
Disney que debemos ser fuertes por nosotros mismos y no dejar que las cosas
sucedan para que otra persona lo haga antes para dejarnos el camino fácil.
Fijándome, la teoría me la se
pero no la pongo en práctica por estar tan aferrada a ese dulce mundo que he
creado desde que era una niña. Todo es comodidad, amor, paz y felicidad pero
nada de lucha. He estudiando los métodos de ataque, las llaves, los golpes, los
movimientos pero si entro en la arena solo sabría correr en búsqueda de una
esquina o recoveco en donde esperar a que tarde o temprano cesase la lucha para
poder salir tan feliz, inmersa en un falso orgullo.
Todo por esa dulce niña que adoro
y quiero. No la digo que me suelte de la mano y me deje crecer, no... En
absoluto. Quiero seguir creciendo, quiero que siga siendo mi Peter Pan, mi
fuente de inspiración para seguir creciendo agarrada a ella de la mano y volar
siempre que quiera a Nunca Jamás. Sin embargo sigue sin encajarlo, sigue
molesta y llora sin parar. Sigue sin comprender la realidad en la que vivo
ahora tratando colgarse sobre mí, taparme los ojos, alborotándome el pelo y gritándome
mientras llora a moco tendido. No me enfado con ella dado que esa niña soy yo
misma y debí haber dejado claros los límites y cual empezaría a ser su posición
a partir de mi entrada en el bachillerato.
No lo hice y ahora me arrepiento,
me entristezco y me enfado por no poder controlarla. Me acarrea muchos
problemas y entre ellos esta sensación de tristeza, de no trabajo, de que no
quiero y quiero hacer cosas. Me mata, realmente me mata sentirme tan pequeña
cuando en realidad soy grande. Ya he votado, he terminado el bachillerato, estoy
en mi segundo año de carrera y sigo sintiéndome pequeña en un mundo de
gigantes. Da igual que me ponga unos tacones y un vestido bonito, que me
maquille, me arregle el pelo, que use perfumes y que pueda regresar a altas
horas de la noche porque me seguiré sintiendo como aquella niña que se ponía la
ropa de su madre para jugar a ser mayor, aparentarlo para ver si puede llegar a
serlo con tan solo dibujar su cascarón.
Es doloroso al romperlo y
descubrir que tú no eres el mundo, solo eres una de las infinitas partes que lo
componen y que solo podrás ir a flote si no coges ese barco y lo dominas
mientras con todas tus fuerzas te agarras a la mano de esa niña.
Es doloroso no ir al paso de los demás y darte cuenta de que las cosas van a ser más difíciles para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario