viernes, 19 de octubre de 2012

Blancanieves Y La Rosa


Ya salio el sol y poco a poco voy despertándome con la calidez de la mañana.
Se respira un aire nuevo, tan ligero, tan fresco y tan alentador.
Una sonrisa dibuja mi rostro, el que antes estaba cubierto con lágrimas.

Lágrimas que brotaban sin más de mis cuencas y que rompían con mis rimas,
Pero ya paso y solo veo ante mí un reino rebosante de esplendor
Junto con su reina, orándole su deseo a la estrella de la luna.

La brisa me acompaña dejando flotar sobre ella mi larga melena
Y la lluvia muestra mi verdadera naturaleza, desprendiendo todo mi candor.
Un aura impregna la sala, dejando tras de sí un aroma que estimas.
Es el olor de la rosa bajo la lluvia, tan delicado que se esconde tras las brumas.
Pero es tal la atracción, que deseo traspasarlas y sentir su aroma evocador.
La memoria me da tantas vueltas, me hace sentirme de ella tan lejana.

El tiempo no se para, los segundos pasan sin descanso.
Tan rápido se me hizo este día de perlas y lucientes cristales,
Tan rápido se me hizo escuchar aquellas gotas cantables
Que de mis sueños enloquezco al ver el clavel majestuoso.

Sobre este lecho me encontraré en reposo,
Mirando al cielo gris, cerrando mis ojos nobles.
Cantando por aquellas cosas que son incomprensibles
Y que juntas son al mismo tiempo algo maravilloso.

Alzo mi mano al cielo y grito su nombre sin aliento.
La lluvia cae sin fin, pero sonrío por escuchar la risa
Con la cual baile la primera vez con la brisa.
Llena de dulzura en cada giro hecho con encanto.

Cerrare mis ojos para guardar el secreto
Que contemplo ante mí, aunque ya lo ves.
Aquel que deseó la joven Blancanieves
Y por el cual nunca despertó.


1 comentario: